La lengua es para los hablantes y no los hablantes para la lengua
(Leonor Acuña 2007)
La escuela incluye sujetos alumnos, docentes, padres, que se expresan a través de distintos lenguajes, lenguajes propios de la diversidad de hablas, de grupos culturales que deben ser reconocidos en su singularidad y en relación con el resto.
( Doc. Prácticas del Lenguaje, DGCyE BA 2008)
INTRODUCCIÓN.
Pensar en educación hace insoslayable tomar en cuenta la diversidad cultural y lingüística, que, si bien está comprendida en las leyes nacional y provincial de educación, dista mucho de estar suficientemente implementada y sobre todo, incorporada a la práctica docente. Si bien la diversidad responde a múltiples causas, nuestro ingreso al estudio de la misma fue desde el enfoque de las migraciones, tanto internas –asentamientos urbanas de comunidades originarias de nuestro país, migrantes procedentes de zonas rurales- como de otros países, atendiendo en nuestro caso a los países limítrofes e hispanohablantes. Constituyen importantes aportes a la problemática los estudios que se vienen realizando en universidades y centros de investigación.
El presente trabajo surge del intercambio con docentes y estudiantes de carreras docentes de diferentes niveles de la DGCyE de la Provincia de Buenos Aires, teniendo como base principal el Instituto de Formación Docente Nº 9 de La Plata y la cátedra de Lingüística en la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP , así como el Centro de Estudios sobre Migraciones de dicha Facultad. Fue importante la participación en Seminarios dirigidos por la Dra. Angelita Martínez en la Facultad de Humanidades y Cs. de la Educación de la UNLP. Esos espacios, junto al equipo de docentes que dirigí, nos permitieron llevar a cabo, en lo que va del siglo, Proyectos interdisciplinarios de Investigación y de Extensión, Cursos de capacitación y extensión dirigidos a docentes y estudiantes y la realización de la 1ra. Jornada de Multilingüismo e Interculturalidad en la Región 1 (2008).
Muchas voces –la gente común, políticos, periodistas, científicos- marcan la importancia que tiene la educación tanto en relación con un proyecto de país como en el tratamiento de problemas actuales de nuestra sociedad, lo que sin duda es cierto, salvo que a veces se piensa la educación como algo mágico: basta que el chico vaya a la escuela para que se solucionen todos los problemas: salud, desnutrición, violencia, adicciones. Lo que parece olvidarse muchas veces es la relación sociedad-escuela, y también en qué consiste el proceso de aprendizaje, o enseñanza-aprendizaje.
Esto también es aplicable a nuestra problemática. Aceptamos a los migrantes, a los excluidos, a los que tienen culturas y credos diferentes, en principio porque la discriminación entra, junto con la represión y el racismo, en el discurso no aceptado, cuestionable e incluso punible por leyes e instituciones. Además seguimos diciendo todavía que nuestro país es un ‘crisol de razas’, y cuando hablamos de inmigración pensamos en Alberdi y Sarmiento y en la famosa frase ‘gobernar es poblar’. Pero la migración no fue un fenómeno privativo de esa época sino que se puede reconocer un flujo migratorio más o menos constante, que responde muchas veces a políticas de estado o a factores de poder. El tener en cuenta este aspecto tal vez ayudaría a disminuir ciertos pensamientos xenófobos que cada tanto suelen aflorar en la sociedad.
A la frase del crisol agregaremos otra: pareciera que el aceptar al migrante depende de que éste se convierta en ‘gente como uno’, es decir, existe una cierta tendencia a homogeneizarlo para aceptarlo. Esto puede tener su correlato en la escuela. Hace poco se escuchaba a una joven política progresista de nuestro medio reivindicar para esta época la escuela sarmientina, para afirmar, en relación directa con nuestro tema: ‘está bien que se eduque a todo el mundo y que se hagan escuelas en poblaciones indígenas, pero que se los obligue a hablar en castellano’. El razonamiento era: ‘les damos escuelas, que hablen nuestra lengua’, nada de mantener ni enseñar lenguas originarias. Se refería tanto a poblaciones de países limítrofes como culturas originarias de nuestro país, en su lugar de origen o en asentamientos en ciudades como Rosario, Buenos Aires, La Plata.